El tiempo, la frontera final

 

Afirmar que los pueblos indígenas tienen una concepción cíclica o circular del tiempo es muy conocido. Así, no resulta extraño que los mayas predijeran el fin del mundo. De acuerdo con su concepción del tiempo, cada ciclo es un mundo y cada mundo llega a su fin para luego iniciar uno nuevo.

Menos conocida es la división del tiempo por parte de la cultura andina en América del Sur. Obviamente las personas conocen la división del tiempo en años, meses, días, horas, minutos y segundos; sin embargo, en la vida cotidiana de una comunidad rural, la división del tiempo que realmente cuenta es por duración del evento. Así, una jornada de cosecha puede durar de ocho a dieciséis horas porque depende de muchos factores, como por ejemplo el cultivo , el clima , cuántas personas intervienen en la jornada, entre otros. Caminar de un pueblo a otro puede variar dependiendo de cuántas paradas se hagan, del clima, del ritmo de las personas, por nombrar sólo algunos factores. Es muy popular en los Andes la frase aquisito nomás para indicar una distancia corta. En tiempo real esto puede significar quince minutos o tres horas. Entonces la percepción del tiempo es más cualitativa que cuantitativa. Las unidades de tiempo no son exclusivamente unidades de medición , sino unidades de ritmo e intensidad. La cosecha se termina cuando se termina… algunas veces puede durar un mes; otras, menos.

Aymara women in village

Foto: Nick Jewel lCC BY 2.0

Terraces in Colca Canyon, Perú

Foto: Leonora Enking CC BY-SA 2.0

Cómo única en el mundo puede clasificarse la percepción de la cultura aimara sobre el pasado, presente y futuro. La mayoría de los aimaras están localizados en Bolivia, pero también hay comunidades aimaras en el sur del Perú y norte de Chile. En la gran parte de las culturas del mundo, el futuro se ilustra como lo porvenir y se sitúa delante . En contraste, el pasado es lo consumado y, por eso, lo imaginamos detrás . Los aimaras y, más precisamente, las personas aimaras mayores, cuando hablan del futuro, suelen acompañar sus frases de gestos que indican lo que está a sus espaldas . ¿La razón? El futuro es lo que no vemos, lo que no conocemos , por eso es que se imagina detrás. Por el contrario, cuando hablan del pasado, los gestos señalan lo que está adelante: el pasado sí lo conocemos, por tanto, lo vemos y está delante. ¿Y el presente? Ni delante ni detrás, más bien es lo que alcanzamos a atisbar por encima del hombro.

Fuentes: